Práctica sencilla para aprender a meditar.
Te acompaño paso a paso en cada detalle necesario para comenzar el fascinante viaje hacia tu práctica de meditación.
Tómate una pausa y reúnete contigo en silencio. Disfruta de la paz que alberga en tu interior.
Cuando comencé mi camino en el maravilloso mundo de la meditación, me costaba comprender el sentido. Adoraba la idea de la meditación en sí.. pero dudaba mucho de mi práctica.. si lo estaría haciendo bien o no :) y mis Maestros mas admirados no gustaban normalmente de usar la palabra. Así que trato de explicarlo aquí con simples ejemplos inspirados en las enseñanzas de Yongey Mingyur Rinpoche.
El silencio es tu maestro, desaparece el ruido mental por un momento dando paso, quizá por unos segundos, a esa comprensión, la no dualidad.
Y desde ahí, se desvanece la idea de separación, descubres tu auténtica naturaleza. dando un giro a tu visión de la realidad.. aceptando lo que es, reconociendo la experiencia desde un estado neutro, desde aquí es sencillo amar lo que es, y esa ausencia de juicio por unos segundos te muestra una nueva libertad.
El control de la respiración es una de nuestras herramientas más potentes para tomar el mando y disfrutar de la experiencia que te ofrece la vida.
En este ejercicio de respiración, (pranayama), vamos a practicar Nadi Shodhana. Con esta práctica conseguimos liberar posibles bloqueos de energía, además de equilibrar ambos hemisferios de nuestro cerebro. Averigua tú mismo a través de tu práctica, los múltiples beneficios a nivel emocional, mental y físico.
Provoca un buen estado anímico de claridad, calma y concentración, por eso es tan efectivo también en estados de estrés por su capacidad de desbloqueo mental.
Continúa profundizando en tu práctica, conecta con el Observador.
ACEPTACIÓN. Cuando acepto obtengo al instante mi libertad. Observo lo que pienso, lo que siento, lo que sucede alrededor. Observo sin juicio permitiendo que todo sea como es. Observo mi respiración, mi mente, mi emoción.. QUIEN ES EL QUE OBSERVA?
Consiste en observar los pensamientos, sin modificar nada, y tras profundizar en la práctica de observarlos sin involucrarse con ellos, llegar a distinguir esos espacios entre pensamiento y pensamiento. Esta práctica trata de darse cuenta de esos espacios, de mantener una quietud desde dentro.